«Apuñalaron profundamente a algunos peces en sus arterias principales para desangrarlos. A otros simplemente los dejaron fuera del agua asfixiándose. Ninguno de los atunes murió rápidamente. Sacaron a los peces del mar con ganchos de metal gigantes y afilados para subirlos a bordo. A muchos atunes se les golpeó varias veces con el gancho. Los peces son capaces de sentir dolor.»
«Se vio cómo los atunes eran levantados por los ganchos después de haber sido atrapados. El peso corporal del atún en suspensión causa dolor y estrés al animal, además del dolor causado por el desgarro de sus tejidos al luchar contra la gravedad intentando soltarse del gancho. El dolor y el estrés que sufren se hace evidente al ver cómo los animales se mueven, dando coletazos suspendidos en el aire, en un intento de sobrevivir. El aumento de grupos de investigación durante los últimos años ha demostrado que la capacidad de los peces para experimentar dolor es real.»
La ciencia a través de sus numerosos estudios concluye que los peces poseen la capacidad de sentir y que esta misma no es diferente a la que poseemos nosotros.
A continuación os dejamos algunos ejemplos que corroboran dicha tesis.
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